Como nace el Karategi
Karate-gi, es el nombre que recibe la ropa típica para la práctica del karate, el “traje” blanco o negro (tal vez más conocido el blanco). Para empezar, sepamos que la palabra GI, en japonés, hace referencia a la ropa interior común, una camiseta y unos pantalones más o menos cortos.
El añadir la palabra karate delante, es lo que define, la ropa propia de la práctica de karate.
Pero no siempre fue así. Sobre 1922, el maestro Funakoshi, Gichin, a su llegada a Japón invitado por el maestro japonés Jigoro Kano (fundador del JUDO), al ver que éste llegaba con su ropa típica de la isla de Okinawa y conocedor de la importancia en la etiqueta japonesa, recomendó al maestro recién llegado para una demostración de su karate ante el Emperador de la época, que se vistiera con uno de sus JUDO-GI, añadiendo además un cinto negro como distinción a su condición de maestro.
NI ese traje ni los cintos, formaban parte de la práctica del karate en Okinawa, por ese tiempo.
Este “traje” compuesto de solo 3 piezas, probablemente, sería de un tejido “basto” de algodón o similar, capaz de resistir los fuertes agarres y sacudidas propias del judo. No obstante, y según se relata, al maestro Funakoshi, le encantó la sensación de practicar su karate con tal prenda y la adoptó y adaptó, para la práctica del karate. Nace así el KARATE-GI.
Hoy en día, la prenda en sí misma, ha cambiado ligeramente, tanto en su corte como en los tejidos, aunque sigue predominando el algodón.
Piezas del karategi
Consta de tres piezas:
Una chaqueta cruzada (UWAGI), normalmente lado izquierdo sobre el derecho, sujeto con unas cintas en sus extremos;
Pantalón sujeto con una cinta del mismo material del propio traje o bien con goma y cinta elástica (ZUBON), para las versiones más modernas.
Por último, el cinto (OBI), que como ya vimos en un post anterior, indica con su color, el nivel técnico del portador, aparte de la función básica, que es sujetar todo el conjunto y dar soporte (al modo de pequeña faja) a la zona lumbar y abdominal.
Tradicionalmente de color blanco, los podemos encontrar de diferentes colores; negro, azul e incluso rojo, como más habituales, siendo rojo y azul, más para la práctica del judo que del karate.
En función del objetivo principal de la práctica, podemos optar por diferentes calibres en la tela (principalmente algodón, como ya hemos referido), medida normalmente en ONZAS y que pueden oscilar, de los 8 a las 16 onzas, en las medidas más comunes.
Para los practicantes de kumite, principalmente, se ha introducido tejido sintético como el poliéster y otros tejidos denominados “técnicos”, que sin dejar de ser resistentes, ofrecen la máxima ligereza y comodidad, para facilitar dicha práctica, siendo además del tipo termo-activo, facilitando la transpiración del deportista.
Algunos ejemplos:
Para el practicante ocasional o principiante (dos o tres sesiones a la semana), conviene un karate-gi ligero, cómodo y que permita una práctica sin demasiado esfuerzo añadido de mover y soportar un tejido pesado. Es decir, bastaría con un karate-gi de 8 hasta 12 onzas de algodón o bien alguno de los modelos ligeros de competición, sólo que estos últimos, tendrían probablemente, un coste más elevado que un modelo básico de entrenamiento.
Para el practicante más avanzado, con un uso más intensivo, buscaríamos tal vez, un karate-gi más “pesado” de 12 a 14 onzas. Más resistente, siempre cómodo, pero que soportará mejor los agarres (si en Karate también hay agarres y proyecciones) y dará una sensación de mayor consistencia en las técnicas (matizable también…).
Para el practicante deportivo.
Si es en modalidad kata, preferirá, posiblemente, un traje de 14 a 16 onzas. Recio, insistiendo, siempre cómodo) con un corte más tradicional, de faldón algo más amplio y que reforzará esa sensación de golpeo, el llamado “latigazo” o “snap” (en inglés) con ese sonido carácterístico al realizar la técnica con la potencia, velocidad y control requeridos.
Si es competidor de combate (KUMITE), preferirá un karate-gi, más ligero, sin renunciar a ser resistente. Que sea elástico para facilitar la rapidez de movimientos, transpirable y de secado igualmente rápido.
Si vas a comprarte un karategi..
Con todo lo comentado, a la hora de adquirir un KARATE-gi, hay que tener en cuenta los siguientes factores:
.- Tipo de práctica a realizar e intensidad/frecuencia, de la misma
.- Talla óptima, corte y tejidos que lo componen. En cuanto a la talla, se recomienda siempre, adquirir una talla más de la usada en la vida cotidiana. Teniendo como tejido principal el algodón, éste, siempre tendrá un factor de encogimiento, que habrá que tener en cuenta.
.- Relación óptima entre comodidad y resistencia.
Relacionado con el karate-gi, están las formas de plegarlo para su transporte, para lo cual adjuntamos un video demostrativo. En el mantenimiento, la limpieza es vital. Hoy en día, los tejidos soportan lavados de hasta 30 grados centígrados sin problema con un porcentaje de encogimiento mínimo. Atención si se lava a más temperatura. SI el karate-gi se tiende bien estirado para su secado, personalmente, no considero necesario el planchado.
Una curiosidad sobre el uso del karate-gi.
Relacionado con el porqué, se usa sobreponiendo la solapa izquierda sobre la derecha.
Al parecer, esto viene heredado de los samurai, quienes portaban sus espadas siempre en el lado izquierdo. De llevar la solapa derecha, por encima de la izquierda, sería lamentablemente probable, que se enganchara al desenfundar su espada con el trágico final para su portador…
Esperamos que estas humildes líneas, os ayuden a la hora de decidiros en la adquisición de un karate-gi para vuestra práctica de Karate, con independencia del tipo de karate y adaptado al nivel y objetivo de dicha práctica.
Recuerda, no obstante, que para dicha práctica NO es necesario disponer de un karate-gi. Solo ser portador de ganas de aprender, de superación e ilusión.
OSS!! 🥋🥋🥋