Cuando alguien se plantea comenzar la práctica del karate, lo primero en lo que suele pensar es donde lo hago, con quién y en qué condiciones.
Antaño en los primeros tiempos del karate conocido, en Okinawa, lugar considerado cuna del karate y como refiere el maestro Gichin Funakoshi en su autobiografía Karate-Do, mi camino, no habían dojos o gimnasios tal como los conocemos ahora. La práctica, prohibida entonces, se limitaba a unos pocos alumnos por maestro y de noche en los patios de sus casas.
Cuando el karate se hace público, los primeros lugares de práctica colectiva serán los colegios (nuevamente los patios) y es a partir de primeros del siglo veinte cuando aparecen los primeros dojos como tal, hablando siempre de karate.
No obstante, no es el propósito de este artículo profundizar sobre ello y al respecto tenéis un breve escrito, que podéis leer aquí
Con la llegada de los primeros dojos, aparecen las primeras asociaciones en Japón y con la difusión mundial del karate, aparecerán las diferentes Federaciones Nacionales y en el caso de España, también autonómicas.
Hablemos, generalizando y asumiendo el riesgo que ello conlleva, las ventajas actuales de estar federado:
Todas (a así debería ser) las federaciones y por el riesgo y responsabilidad que ello conlleva, se preocupan de que sus dirigentes y maestros, sean personas debidamente formadas, para afrontar el reto de la enseñanza unos y de gestión los otros, y en algunos casos, ambas.
Tienen una estructura definida y organizan temporada tras temporada, cursos, campeonatos y formaciones diversas, así como exámenes de grados de cinto negro y danes, ofreciendo sobre el papel, una garantía de quienes obtienen las respectivas titulaciones, así lo merezcan, redundando ello en una enseñanza reglada y oficial, a todos los efectos.
Y todo esto, regulado por la Ley del Deporte, bien a nivel nacional bajo el auspicio del Consejo Superior de Deportes y Ministerio de educación, como a nivel autonómico:
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Al final, y sin que esto suponga una ciencia exacta, el propósito es “garantizar” que la transmisión y enseñanza del karate, se hace de la mejor forma posible y con los mejores instructores o más preparados, insisto, sin total garantía de ello…
En nuestro caso particular, contamos con dos profesores que cumplen con los requisitos de titulaciones necesarios y además con ya una experiencia notable. Conjunto que garantiza una enseñanza equilibrada y consolidada. Para más información, podéis consultar sus perfiles en nuestra web.
Estar federado (en la Comunidad Valenciana):
- Ofrece oficialidad en las titulaciones que se obtengan, por la Generalitat Valenciana y la Federación de Karate de la Comunidad Valenciana.
- Seguro médico con cobertura para las lesiones y/o accidentes fruto de la práctica del Karate en el Club, cursos y/o competiciones deportivas.
- Abre la participación en los eventos deportivos, sean amistosos, inter-clubs u oficiales.
- Otorgamiento de los grados Kyus (amarillo hasta marrón) por parte de los profesores titulados por la federación.
- Posibilidad de participar en los órganos de gobierno y representación de la Federación de Karate de la Comunidad Valenciana.
- Obtención de cinto negro y danes, a través de los diferentes exámenes y sólo estando federado, dichos grados serán oficiales.
- Posibilita la participación en cursos, conferencias, etc. Con ponentes de primer nivel nacional e internacional.
¿Es “obligatorio” entrenar en un club federado? Evidentemente no, pero sí altamente recomendado.
Estar federado, ¿te “ata” al club que haya tramitado la licencia? No, la licencia seguirá siendo válida si, por el motivo que sea, decides cambiar de club. Sólo notifícalo a tu federación.
¿te queda alguna duda al respecto? Consúltanos o consulta directamente con tu federación autonómica 😊