El cinturon en Karate
Hay una parte de nuestro atuendo, en nuestra práctica de karate, que es muy importante, más allá del color del mismo, que es lo que más solemos fijarnos.
El cinturón, OBI en japonés, es ese “gran olvidado” en su parte más práctica.
Su color indica el grado que ostentamos, indicando el nivel técnico que se supone que tenemos (y en este momento no vamos a entrar en más valoraciones al respecto…).
Tiene también un componente, estético. Está mal decirlo, pero es así.
Caracteristicas del cinto:
Longintud
Una de las primeras cuestiones que deberíamos tener en cuenta a la hora de adquirir un cinto, es su longitud. Demasiado largo puede resultar incómodo, especialmente con trabajo de piernas, con el riesgo, de auto-sacudirnos cuando levantamos la pierna con un sencillo mae-geri, por ejemplo.
Demasiado corto, tal vez no lo podamos anudar convenientemente y perdemos otra función útil, como puede ser la sujeción, refuerzo de la zona lumbar.
Así pues, consideraciones personales aparte, la longitud “ideal”, podría ser la de que queden extremos de unos 20 a 30 cm, a cada lado, una vez anudado.
Ancho
Vamos a la otra parte física del cinto, el ancho. Como en el aspecto anterior, hay diferentes medidas para satisfacer los gustos de cada persona. Hay o habría que tener en cuenta para quién va destinado, niño, adulto, senior. Persona más delgada o gruesa y nivel de práctica; ocasional (2 o 3 veces por semana, sesiones de 1 hora, que es lo habitual) o una práctica más intensiva sin olvidar el mundo de la competición, donde hay una reglamentación respecto de la indumentaria de los competidores, incluido el cinto.
He encontrado diferentes anchos, desde 3 cm hasta los 5 cm, que son los más anchos que he encontrado. El término medio para una persona adulta, y me tomo como referencia, de 4 cm, me parece ideal, pero esto nos lleva a la última consideración física del cinturón, el material de que está hecho.
Composición
Lo habitual, suele ser el algodón, al menos en su núcleo. Exteriormente o como superficie, puede estar forrado de seda y otros materiales sintéticos, que le pueden dar una apariencia más lustrosa, o no.
Hay cintos que se venden ya con la apariencia del cinto viejo, gastado, como aquellos que realmente han llegado ese estado por su uso. Tampoco voy a valorar ese aspecto.
El hecho de que sea más o menos duro/rígido, no es menos importante. Todos los cintos presentan una cierta rigidez cuando están nuevos y esto se va “corrigiendo” con el uso.
Esto es bueno, ya que como comentaba anteriormente, una de sus funciones, especialmente con gente de “cierta edad”, puede ser y es la sujeción y refuerzo de la parte lumbar. Pero demasiado rígido, puede resultar incómodo en la práctica. Para ello, hay trucos que pueden facilitar “ablandar” un cinto nuevo, como puede ser, enrollarlo a lo largo de un bastón o BO, en espiral y luego estirarlo, por ejemplo.
En la red hay muchos ejemplos de ello. Demasiado rígido, puede provocar también, que nos cueste hacer un nudo adecuado, fijo y lo más plano posible, y que se esté desanudando continuamente, con lo molesto que puede resultar.
Si por el contrario, es demasiado blando, dejará de tener esa función estabilizadora, ya comentada y puede igualmente, resultar incómodo.
Mantenimiento
Otro mito que hay que desmontar. Un cinto ¿se limpia? ¿O no debe limpiarse? Si el cinto es “bueno”, no tendrá problemas de decoloración al limpiarse. Una práctica intensa, provocará que hasta el cinturón reciba nuestro sudor. Por lo tanto, sí, ¿Cómo no va a limpiarse un cinto?
Como anudarse el cinturón:
Pasamos a la cuestión de como me anudo el cinturón.
Hay varias formas y todas correctas. Una vez más dependerá de la longitud de nuestro cinturón y hay múltiples ejemplos por la red y hay algunas formas realmente “sofisticadas” pero no debemos olvidar dos cuestiones: la primera, que el objetivo va más allá de sujetar la chaqueta o incluso el pantalón, y es que nos permita movernos en cualquier dirección sin problemas y la segunda: para que lo anterior se cumpla, el nudo, debe ser lo más plano posible.
Tal vez, los cintos obtenidos antes del llegar, al tan ansiado “cinto negro”, tengan o podamos darles menor importancia. Personalmente, tal vez en edades infantiles, pueda ser así. En adultos, prestaría más atención por lo que supone de refuerzo para nuestras lumbares.
En cualquier caso, y llegado el momento de poseer, nuestro cinto negro, si debamos prestar mucha atención a cualquier detalle práctico al cinto, que posiblemente vayamos a tener más tiempo, siempre dejando los ornamentos en segundo plano.
Mi primer cinto, el cual guardo con enorme cariño, se partió entrenando tras 20 años de vida útil. Mi actual cinto, de mejor calidad, fue un regalo de mi maestro y mi padre, tras la obtención de mi tercer Dan y lleva mis iniciales bordadas en el mismo, Pero el cinto que más machado, en un cinto negro SIN marcas de ningún tipo y no me falta en mi bolsa de entreno, un cinto blanco. Podría enumerar multitud de grandes karatekas y maestros, por encima de 6º Dan, que, de forma cotidiana, usan sus cintos negros SIN adornos de ningún tipo. No quiero con ello, criticar de ninguna forma a quienes, usan un cinto blanco y rojo, que a buen seguro tienen muy merecido.
Espero que esta pequeña reflexión, totalmente personal, sirva para dar un punto extra de importancia, en la elección, de ese elemento tan importante para nosotros, como es el cinto.
Domo arigato gozamaisu.